El mercado argentino de trigo no solo se transformó en un mercado sin liquidez, donde durante lapsos prolongados un productor no encuentra compradores,, sino que debe soportar descuentos en el precio, adicionales a las retenciones, del 15 al 30% para poder vender.
El motivo de estos inconvenientes es el sistema de autorizaciones previas para exportar, y la reserva de cupo para mercado interno. Esto hace desaparecer la puja entre molinos y exportadores, y hace disminuir la competencia entre exportadores.
Este cupo incluye 4,5 millones de toneladas que es el verdadero mercado interno, además de 2 millones de toneladas para que los molinos exporten harina, y un stock de reserva.
Los productores deberán tener ese volumen en su poder, hasta que los señores compradores decidan adquirirlo.
Lo que quiero poner en cuestión acá es la necesidad de reservarle un cupo de 2 millones de toneladas para que los molineros exporten.
Si comparamos con el mercado de soja, vemos que las aceiteras adquieren una cifra 15 veces mayor sin que nadie les reserve un cupo. Y que se logró desarrollar el polo aceitero más grande del mundo con solo 3 puntos de diferencial de retenciones. Los molinos que procesan trigo no solo tienen 10 puntos de diferencial, sino que la reserva de materia prima les permite obtener 20 puntos más de ventaja. Un abuso.
Tan importante es el mercado de harina de trigo?
Veamos la comparación con el mercado de soja:
El consumo mundial de trigo es todavía más alto (aunque cada tonelada valga la mitad), pero en 10 años ha crecido solo el 15%, un número parecido al aumento vegetativo de la producción mundial.El consumo de soja y subproductos, en comparación es mucho más dinámico y ha crecido 44,5% en 10 años.
Pero cómo es el comercio de ambos productos:
Vemos que el 80% del trigo nunca cruza ninguna frontera, o sea que se produce en el país que lo consume. Si descontamos también lo que se comercia internamente en la UE, solo queda un 16% del consumo de trigo y derivados para ser atacado por un país como el nuestro.
En cambio el 57% de la soja se vende entre diferentes países. Los importadores estan obligados en su mayoría al mercado internacional.
Por eso se comerciaban en 2008 138 millones de toneladas de soja y subproductos, y solo 12 millones de toneladas de trigo y derivados.
También en el patrón de comercio hay diferencias:
Solo el 8% del trigo se comercia ya industrializado como harina, mientras que el 47% de la soja se vende industrializada como aceite y pellet de proteína vegetal.
En valores absolutos significa que el mercado mundial de harina de trigo es solo de 10 millones de toneladas, contra 70 millones de subproductos de soja(que encima son más caros).
Y a esos 10 millones de toneladas de comercio de harina, hay que descontarle 2 millones que se comercian entre los países de la Unión Europea.
Es obvio que los molineros argentinos no van a poder avanzar mucho más que lo que han hecho, dentro de un mercado mundial más chico. El modelo de comercio mundial de trigo es que cada país efectúa la propia molienda del 100% de lo que consume, importando grano de afuera cuando no les alcanza el propio.
Así que resulta incomprensible esta montaña de privilegios de los molineros a costa de los productores argentinos de trigo. Los productores les transfieren a estos señores 200 millones de dólares por año para una exportación harinera escuálida y sin futuro. No cabe duda que Alberto España, el titular de la Federación de Molineros, es un señor muy bien relacionado.
Este es un ejemplo donde la intervención estatal termina en privilegios, rentas extraordinarias para un puñado de lobbistas, en vez del interés general, que debería ser el objetivo a servir.
El Plan Estratégico Agroalimentario habla de aumentar la producción de trigo de 14 a 26 millones de toneladas. Por este camino vamos mal.
2 comentarios:
Para engordar a estos turros tuve que malvender una parte de la producción, y todavía me queda trigo sin vender.
Lo único que vendí bien fue una partida de trigo malo con 9% de proteína que me compraron para exportación. No podían exportar trigo estandar, solo el malo, y lo pagaban un 20% más que el bueno.
Totalmente de acuerdo. Lamentable como el interés de un par de docenas de empresarios se prioriza por sobre el de 70.000 productores al extremo de complicarles la actividad de tal manera que terminene muchos de ellos cambiando de cultivo.
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