lunes, marzo 03, 2014

El debate Hector Huergo-Enrique Martinez

Fue en la Biblioteca Nacional, y demuestra que es posible debatir ideas cuando se consigue gente seria y no energúmenos para hacerlo.
El debate esta completo en YouTube
El tema fue el cambio tecnológico agrario y sus consecuencias (o algo así).
Hector Huergo es el jefe desde hace décadas del Suplemento Rural de Clarin, pero en 1973-74 había trabajado en el Ministerio de Agricultura con H. Giberti, y en los 90 fue durante algo menos de dos años presidente del INTA. En el debate aparece defendiendo enérgicamente el paradigma productivista.
Enrique Martinez es ingeniero industrial, fue presidente del INTI, pero tiene un pensamiento propio sobre el tema, asociado a los reparos y contras que el avance tecnológico suscita. Es productivista en industria, pero con un aire luddita respecto al agro.
Escribo esto después de ver las exposiciones, de media hora cada una. Me falta el debate.
Pero algunas cosas que dijo el Ing Martinez me generan la necesidad de refutarlas de inmediato (a lo mejor lo hizo Huergo en el debate posterior).

Lo primero es sobre historia. No es verdad que la actividad agrícola solo es un negocio cuando comenzó, en el siglo 19, la comercialización internacional a gran escala. La agricultura fue siempre un negocio, por más que se relacionara con la alimentación básica, desde que los agricultores generaron un excedente que no necesitaban ( o no les dejaban) quedarse para su propia subsistencia. De hecho la agricultura fue el primer negocio del mundo, allá por el neolítico. La propia creación de las ciudades fue consecuencia de ese excedente, y las primeras relaciones de poder tuvieron que ver con como se manejaba (y quien se apropiaba) de ese negocio, que por supuesto no eran los agricultores. El comercio agrícola entre ciudades fue también uno de los primeros negocios comerciales de la humanidad, y el comercio internacional de alimentos fue una realidad en el Mediterráneo desde el primer milenio AC.

Lo segundo arranca de un hecho verdadero, mal interpretado porque Martinez no es agrónomo, y los colegas que constituyen su entorno no saben nada.
Son reales las pruebas que dicen que en suelos del sur de Santa Fe se puede perder en 12 años de monocultivo sojero el 25% de su materia orgánica, aún en siembra directa (con siembra convencional sería aún peor).Esta mal la conclusión de que eso solo se puede superar con rotaciones ganaderas, porque "así se hace en Europa y EEUU".
Primero que en Europa y EEUU las rotaciones agrícolas ganaderas se abandonaron en la posguerra. Las tierras agrícolas se vienen sembrando en forma continua desde hace décadas (a veces siglos) y la ganadería pastoril esta relegada a las tierras que no se pueden sembrar.
También es errado que esa es la única posibilidad sustentable de explotar la tierra. Las rotaciones con gramíneas, bien hechas, son perfectamente sustentables, sobre todo en siembra directa. En el caso concreto del sur de Santa Fe es la rotación con maíz la solución. Lamentablemente el maíz influye, indirectamente, en la "mesa de los argentinos" y por lo tanto su producción esta castigada.

Para terminar, hace mal Martinez en adjudicar a la soja los problemas que ha tenido la ganadería argentina desde el pico productivo de 2006 y 2007. Han sido las políticas oficiales las que han causado esos males.
Por ejemplo la disminución del peso de faena. Es intuitivo afirmar que si se matan animales de mayor tamaño y peso, se es más eficiente porque se produce más carne con la misma cantidad de vacas madres. Pero desde hace 20 años que el gusto de los consumidores argentinos de mayor poder adquisitivo ( y por contagio, el resto) se ha focalizado progresivamente en animales chicos(280-380 kg), de carne más tierna. Por el contrario los mercados exportadores siempre han demandado los mejores cortes de animales grandes (480-500 kg). Desde 2006(y hoy en día también) que el método preferido para hacer bajar la carne en el mercado interno es restringir exportaciones, a veces cerrarlas del todo durante períodos prolongados. Es obvio que la consecuencia lógica de eso es que se produzcan menos novillos pesados, que tienen más valor para exportación, pero mucho menor para el mercado interno, que los castiga con el precio. Eso baja el peso promedio de faena.Son estas tres perlitas de la exposición de Enrique Martinez las que quise refutar, sin esperar ver el debate propiamente dicho, que promete ser muy interesante.