miércoles, junio 15, 2011

El contrato de Monsanto. Parte 1


Desde la Federación Agraria denunciaron como "monopólico y leonino" al precontrato de licencia que Monsanto esta ofreciendo a los productores para sus futuras sojas con los genes RR2 y BTRR2.
Acabo de leer el que le ofrecen a los productores del NOA, pero antes de continuar tenemos que hacer un poco de historia:
En 1995 Monsanto solicita la patente sobre la soja RR. Sin embargo, antes de que la patente fuera otorgada, al año siguiente Nidera inscribe y comienza a comercializar semilla RR. Con posterioridad se sumaron muchos semilleros, y el mismo Monsanto empezó en 2000 a vender sus propias variedades con la marca Asgrow.
Este adelantamiento, sobre el cual hay muchas teorías, fue una de las causas para que este patentamiento fuera finalmente rechazado en 2001.
Sin embargo, todos los semilleros que vendían semilla certificada RR le pagaban regalías a Monsanto de acuerdo a los acuerdos de licencia que firmaban.
El problema se plantea cuando empieza a descender drásticamente el uso de semilla certificada, para ser reemplazada por semilla propia de cada agricultor (lo que es legal) o semilla vendida en forma irregular por varios agentes a los productores (la "bolsa blanca").
Hay que aclarar que en cultivos como la soja o el trigo, el productor puede volver a sembrar la semilla que cosecha, sin que disminuya la productividad. En maíz, sorgo y girasol no ocurre lo mismo.
A fines de los 90,también vence la patente que tenía Monsanto sobre el glifosato, por lo que perdió el monopolio y en pocos años pasó de valer U$S 9 a U$S 2 el litro.
Con este panorama, se intentó acotar el uso propio a través de convenios de adhesión que establecen una regalía extendida para el uso propio, con relativo éxito.
Cabe destacar en este contexto, que en solo 6 años la siembra de soja RR en la Argentina alcanza al 95% de la superficie del cultivo, mientras que en EEUU, donde se cobraban fuertes regalías al uso, la adopción fue mucho más lenta.
En 2004 Monsanto patea el tablero, deja de vender semilla con la marca Asgrow, deja de cobrarle regalías a los semilleros licenciatarios, y comienza una demanda en Europa para que los importadores le paguen, descontando de los embarques de soja argentina, las regalías por la soja argentina adquirida. Eso también fracasó.
Mientras esto sucedía, Brasil se negaba a permitir el uso de la semilla RR. Sin embargo los productores brasileños compraban semilla RR en la Argentina, la contrabandeaban y la sembraban allá, tanto esa semilla como su descendencia era llamada la "semilla maradona". Eso fue hasta que en 2004, el mismo año que Monsanto cambia de estrategia en la Argentina, la soja RR es finalmente aprobada en Brasil, pero con un esquema que favorece el cobro de regalías para Monsanto.
Así están las cosas ahora. El productor argentino, incluso el adherido al convenio de regalía extendida, no le paga un centavo a Monsanto por el uso de la tecnología. Los productores brasileros, americanos y de otros países si. La patente del glifosato ya esta vencida en todo el planeta, y varias marcas compiten por el mercado.
Pero todo esto no es gratis. Monsanto anunció hace un tiempo que mientras Argentina no cambiara la ley de semillas, no inscribiría en la Argentina nuevos transgénicos en soja (aunque si en maíz, porque en este cultivo el agricultor no se guarda la semilla).
Sin embargo, es dificil soslayar al tercer país en superficie de soja en el mundo. Y ante el lanzamiento de dos nuevos eventos en el mundo, Monsanto lanzó, tipo globo de ensayo, una especie de precontrato de licencia que vamos a analizar en la próxima.



7 comentarios:

Hector M. dijo...

Lo esperable es que algunos paguen la licencia, y luego que las nuevas variedades se empiecen a producir legalmente en el pais comenzarán a aparecer bolsas blancas de esas variedades...

Alcides Acevedo dijo...

Muy interesante relato, en definitiva el kirchnerismo debe la sostenibilidad de su modelo a la ingeniería genética y una serie de manejos comerciales que terminaron beneficiando a la Argentina.

Cualquier cambio en la tecnología y, sobre todo, el impresionante potencial de aumento en la producción que tiene Brasil nos plantea un horizante de insignificancia para la Argentina.

(Alcides Acevedo)

ayjblog dijo...

menos mal que no te fuiste a Uruguay...

casi off topic

Mariano T. dijo...

Quién te dijo que no fui?

Anónimo dijo...

Supongo que nadie se tomará seriamente la comparación sensacionalista entre el impuesto que quiere imponer Mujica y la 125.
Es comparar peras con teclados ergonómicos...

Pancho dijo...

La American Soybean Association, y otros grupos de productores, siempre se quejaron a Monsanto por no cobrar regalías acá, aduciendo que le daba una ventaja indebida a un competidor de los farmers de allá.

Anónimo dijo...

Monsanto instala en Argentina las plantas transgénicas más grandes del mundo..
El nefasto plan, aprobado por Cristina Fernández de Kirchner y su corrupto gabinete, y por todo el Congreso de la Nación sin distinción partidaria (PRO, CC, UCR), contempla la construcción de dos nuevas plantas masivas para la creación de semillas de maíz OGM e investigación de ingeniería genética mediante la cual Monsanto alterará gravemente y más tarde patentará especies locales como suyas, destruyendo la biodiversidad y poniendo en riesgo no solo a la flora sino también la fauna autóctona argentina (incluyendo a los seres humanos). El emplazamiento de la más importante fabrica de semillas frankenstein y virus modificados genéticamente se alzará en la localidad cordobesa de Malvinas Argentinas.

Más sobres de colores

El objetivo de la corporación es realizar experimentos irresponsables, como acostumbra a hacerlo en Estados Unidos, pero esta vez sin ningún tipo de legislación ambiental que responda a este tipo de operaciones y con quizás, los políticos más corruptos sobre la faz del planeta. Sin fiscalización, sin jueces, y con diputados y senadores que reciben sobres por debajo de la mesa cuyo color varía de acuerdo a los montos, una maniobra ya conocida por cualquier representante de cualquier partido político en Argentina, que nadie denuncia.

Monsanto instalará dos mega laboratorios (en Tucumán y en Córdoba), donde se procederá a la contaminación de vegetales y animales nacionales. Asimismo, el soborno al Estado y todos sus representantes incluye una inversión de 170 millones de pesos para "investigación y desarrollo" biotecnológico "en maíz y soja", según mintieron a la prensa.

No hay vuelta atrás

La inauguración de la planta en Malvinas Argentinas está prevista para el año 2013, año durante el cual Monsanto dará inicio a sus procesos de aniquilación. Y hablando de tierras en manos de extranjeros, bases militares chinas en Neuquen y Norteamericanas en Chaco. Los medios afines al gobierno nacional festejaron que Monsanto "trataría y acondicionaría" (es decir, modificaría a nivel genético insertando genes de peces, virus e insectos) a las semillas de maíz, para obtener una capacidad "máxima" de producción que alcanzaría los 3,5 millones de hectáreas. Esto transforma a la Argentina, que alguna vez fue el granero global, en un basurero químico sin precedentes en la historia, donde serán construidas las dos plantas más grandes del mundo (en Tucumán y en Córdoba), para la producción e investigación transgénica de semillas.

Los cultivos OGM no sólo destruyen irreversiblemente el área afectada en forma directa, sino también cualquier especie salvaje que habite las cercanías y lo que es peor, directamente a todo el planeta, por tratarse de contaminantes atmosféricos y de las vías acuíferas, como fue certificado por el Servicio Meteorológico de Estados Unidos y científicos de Alemania. Además, los cultivos OGM implican la exportación de agua y nutrientes al extranjero, una drástica disminución de la superficie poblada por biodiversidad nativa, y todo esto teniendo en cuenta que Monsanto no es una corporación querida en la Argentina, luego de haber asesinado a miles de personas y provocado el nacimiento de niños deformes en gran parte del país mediante fumigaciones y sus "accidentes" de fugas químicas constantes, como el último derrame de amoníaco en Zárate. De esta manera, y por ambiciones estrictamente personales, Cristina Fernández de Kirchner pone en riesgo la biodiversidad natural en todo el país, mientras cierra otros contratos para extender la destrucción a toda la Patagonia.