Los agroquímicos, que excluyendo fertilizantes son productos químicos que se encargan de controlar insectos, ácaros, hongos y malezas que afectan el rendimiento de los cultivos, se han convertido en una causa fundamental del dramático incremento de la producción de alimentos de las últimas décadas (las otras causas son la genética, los fertilizantes y el mejor manejo agronómico). Y como la cantidad de tierras a incorporar en el futuro a la producción es inferior a las que van a salir del sistema por urbanización, no cabe duda de que el incremento de la población, y del consumo per capita, va a tener que ser atendido exclusivamente por un incremento en la productividad por hectárea. En ese contexto, no podemos darnos el lujo de perder un solo kilogramo por causas evitables. Aunque todavía sucede, como se ve en el cuadro de abajo (origen FAO, en página de
CASAFE)Hay una tendencia en la sociedad argentina en vernos siempre como un caso peculiar. En patria Chacarera hemos venido tratando de desmitificar muchas de esas supuestas "peculiaridades".
Desde hace un par de años hemos venido escuchando que hay en nuestro país un desproporcionado uso de agroquímicos, con una secuela de terribles daños ambientales y humanos (aún no probados, a veces ni documentados, pero si mentados).
Para poner las cosas en perspectiva veamos como ranqueamos en el uso de agroquímicos comparados con otros países.
Los datos están en TN de ingrediente activo (i.a.)y el origen es la FAO. Los datos argentinos son provistos por CASAFE, y son el promedio de 2008 y 2009, tomando como promedio de % de i.a. a 35,1% en insecticias, 56,7% en herbicidas, 21,7% en fungicidas y curasemillas, y 10% en acaricidas). lamentablemente no pude encontrar datos actualizados de Estados Unidos. La superficie tomada es la suma de superficie arable y con cultivos perennes que consigna la FAO para 2008.
Lo primero que notamos es que nuestro uso parece mas o menos en línea con países que no se puede sospechar que sean poco sensibles al tema ambiental o a la salud pública. Es más, vemos el alto consumo de países como Holanda o Japón, que se caracterizan por tener las áreas rurales muy imbricadas con áreas pobladas.
No hay dudas de que el consumo argentino ha venido incrementándose mucho en las últimas décadas, hasta llegar a los 242,88 millones de lt/kg(producto formulado) del promedio de 2008/2009, pero la comparación adecuada nos deja ver que no hay nada peculiar en el volumen alcanzado.
Podemos ver además que ha bajado la peligrosidad promedio de los productos usados (de acuerdo a la clasificación de la OMS):
Los productos más tóxicos son los de la clase Ia, y los menos tóxicos estan en la clase IV.
No voy a repetirme en el caso específico del glifosato porque de eso
hice un post hace un tiempo.Se ha insistido mucho también en que la sojización es la gran responsable de este aumento del uso de agroquímicos. En realidad hay dos factores, la agriculturización y la siembra directa, que implica reemplazar las labores con herramientas antes de la siembra por agroquímicos (para reducir erosión y evaporación), y el proceso entre la cosecha y la siembra meses después se llama barbecho químico. Porque según se ve en el cuadro a continuación, el % del uso total (en valor) en el cultivo de soja no es tan diferente de su % dentro de la superficie que ocupa (los frutales, en cambio, consumen mucho más en proporción a la tierra que usan).
Distribución de la facturacion de agroq. por cultivo (fte. CASAFE).
Los productores extensivos e intensivos gastan en productos de protección de cultivos alrededor de 1500 millones de dólares por año. En el promedio de 2008-2009 el origen de dichos productos fue el siguiente, según CASAFE.
Creo que tenemos el cuadro de situación. Sin duda, así como con menor número de automóviles per capita tenemos más accidentes que en los países desarrollados, no tengo dudas que los problemas de intoxicaciones en la Argentina se originan mucho más por un uso inadecuado o imprudente que por la cantidad de agroquímicos utilizados.
Los únicos datos concretos que conseguí al respecto estan
en un informe del Ministerio de Salud de 2003. Lo interesante es que se reportan 287 casos de intoxicación por pesticidas de uso agrícola, contra 7883 intoxicaciones por medicamentos, 7226 por productos del hogar y 3561 por plaguicidas de uso doméstico(en un total de 26188 casos para el año 2001. En el total de plaguicidas (agrícolas y domésticos) el 69% fue accidental, el 18% tentativas de suicidio y el 0,33% intentos de homicidio (con predominancia de víctimas masculinas en este caso). De los 3848 casos de plaguicidas agrícolas y domésticos (287+3561) 67 terminaron en muerte (39 de ellas por suicidios).
Cómo trabajar para proteger a las poblaciones y los operarios? La respuesta es obvia, capacitar y regular para que todos los involucrados adopten las buenas prácticas de aplicación, en el mundo desarrollado hay distancias mínimas para aplicaciones terrestres que van de los 5 a los 300 metros, y acá hay regulaciones en algunas provincias que deben ser respetadas. En aplicaciones aéreas se habla de 300 a 500 metros. Además hay sencillas técnicas que minimizan a niveles insignificantes la posibilidad de que llegue producto a áreas contiguas a las aplicadas.
Como resumen, los productos de defensa de cultivos son necesarios, no los estamos usando más que en muchos países desarrollados, y debemos hacer énfasis en un uso seguro de los mismos.